Los problemas actuales parecen derivar de una raíz común: el ciclo de vida de los productos. La historia de la economía global comenzó a cambiar en cuanto los medios de producción fueron capaces de producir a gran escala, esto en parte por la externalización de los costos de producción. La externalización de costos impacta en dos ámbitos, el ambiental, por la extracción desmesurada de los recursos naturales, y el ámbito social debido a las migraciones del campo a la ciudad, la injusticia laboral y la forma de vida derivada del consumismo.

Se puede decir que los daños provocados al ambiente por el sistema de producción reinante son consecuencia de factores políticos y económicos que impulsan la producción de objetos con el único fin de ser consumidos. Sin embargo, estos factores se fundan en una forma de vida, en una serie de relaciones y costumbres sociales que hemos heredado y que han sido llevadas hasta los límites. No es fortuito que ser joven se haya convertido en un ideal generalizado en esta época, cuando al mismo tiempo los medios nos bombardean con productos nuevos y relucientes miles de veces al día. La juventud y lo nuevo son dos atributos que comienzan a desvanecerse apenas comienzan a usarse. Conservarse joven, conservarse a la moda, es una tarea que consume demasiados recursos. La juventud de unos la pagan otros desgastando sus vidas en trabajos mal remunerados o dañinos para su salud, la paga también la naturaleza mediante la extracción de recursos, y la pagan igualmente los eternamente jóvenes con un constante estado de insatisfacción y una creciente infelicidad.

Sin embargo, está nueva juventud es, a su vez, quien tiene posibilidad de cambiar toda está situación insostenible provocada por la forma actual de producción y consumo. Está nueva generación dispersa, remezclada y voluble, tiene la capacidad de analizar situaciones por demás complejas que necesitan ser resueltas para lograr un cambio en el status quo de la sociedad y alcanzar un desarrollo sustentable que considere todos los ámbitos del ciclo de vida de los productos y servicios, y más aún, que cuestione de fondo las necesidades fabricadas por el modelo del consumismo.

Es aquí donde el ecodiseño se propone como una herramienta de transición gradual entre el actual sistema de producción cuya mira sólo está enfocada en la acumulación de capital y un sistema con miras más amplias al sistema entero, que contempla al hombre dentro de un entorno finito y la manera más adecuada de relacionarse con éste y entre nosotros para asegurar el sustento de las futuras generaciones. El ecodiseño propone un mejoramiento de los sistemas de producción, para que se cubran las necesidades actuales de las personas con el menor daño posible al medio ambiente y a los individuos. Aunque el ecodiseño no se postula en contra del sistema de producción predominante, sí pretende sentar las bases teóricas y metodológicas que permitan un cambio de conciencia que permita posteriormente migrar a un sistema sustentable en el que el ciclo de vida de los productos sea respetuoso tanto con el ambiente como con las personas, ya que ambos son partes de un único sistema.

La juventud actual que nos hemos inventado es quien tiene no sólo los recursos necesarios y la capacidad de tomar conciencia respecto a toda esta problemática, sino además es la que definirá el rumbo que las siguientes generaciones han de heredar.

 

Shot, Montana.

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